Parece que lo de #noirvember va en serio y que ya es una tradición en blogs, tumblrs y demás. Aunque tiene mucho de postureo, como pasa en las redes sociales, siempre me parece bien que la gente vea y hable de cine negro. Yo ya lo hago sea verano o Navidad. He elegido de manera impulsiva, más con el estómago que con la cabeza unos cuantos noirs que me gustan mucho, y de ellos me he quedado con 13 que ahora mismo apetece recomendar. Para mí todas tienen algo, ya sea una energía especial, un estilo único, unos personajes, un argumento exagerado, que es al final lo que da sabor al cine negro. Una historia criminal siempre es mejor si hay una zorra psicótica de por medio, como en Decoy, o un amor sórdido y ponzoñoso como el de Lawrence Tierney y Claire Trevor en Born To Kill. Pero que os voy a contar, repasemos brevemente estos 13 noirs.
Decoy (1946) es una producción de la independiente Monogram Pictures, una productora que facturaba un cine barato y pop que tocaba los géneros más diversos. Me suena que Godard le dedicó Al final de la escapada. Decoy me chifló desde el principio, es una película sobre una mujer fatal, la simpar Miss Jean Gillie que hace y deshace a su antojo, usando sus encantos de mujer, seduciendo por el camino a hombres honrados y jugándosela a gángsters muy peligrosos. Todo por la pasta. Algo como escrito por Jim Thompson, con diálogos deliciosamente incorrectos para la época y una trama trepidante, un poco fantástica. Conozco a puristas del género que parecen tener criterio y la menosprecian. Pues yo la pongo la primera de la lista.
Where the Sidewalks Ends (1950) (Al borde del peligro) es más conocida, sin embargo no me parece que esté suficientemente reivindicada. Siempre queda a la sombra de Laura. Dana Andrews interpreta a un policía fascistoide y mala persona que es devorado por la espiral de violencia y brutalidad en que ha convertido su vida y termina siendo el hombre al que la policía, él mismo, debe capturar. Una historia de Yo soy mi perseguidor, con un crescendo final de infarto, que se asoma al lado oscuro de un policía como no suelen hacerlo las películas de la época, y menos si produce una major. Se nota que está Preminger detrás, y para que la cosa no resultara demasiado cruda , también aparece Gene Tierney.
Blast of Silence (1961) se hizo un poco famosa cuando Martin Scorsese la incluyó en una de sus listas de noirs que le habían influído. Después la editó Criterion y ahora me parece que la gente se ha vuelto a olvidar de ella. Es un película que siempre resulta impactante, es potente como un puñetazo y negra como el libro más negro de Simenon. 80 concisos minutos en los que seguimos los pasos de un asesino a sueldo. Es una película-isla, que además tiene el mejor arranque de la historia del cine negro, con esa voz escalofriante sobre las imágenes de un tren desbocado saliendo de un túnel oscuro, hasta llegar a la luz, simulando el doloroso y violento parto del protagonista al llegar a este mundo. Un principio mejor que el de Touch of Evil y soy MUY fan de Orson.
Inferno (1953) es una película casi perdida. Es un noir muy atípico, ambientado casi todo en el desierto mexicano y filmado en Technicolor. Robert Ryan es un millonario al que su mujer (Rhonda Fleming), abandona en el desierto con la esperanza de que los elementos acaben con él y así poder difrutar de su fortuna con su amante. Un argumento maravilloso y una película memorable. Casi nadie la recuerda.
Born to Kill (1947). Esta película tiene fans muy entusiastas y no es para menos. Aún así, es necesario reivindicarla siempre. Una procucción de la RKO, dirigida Robert Wise en la época en la que firmó sus mejores películas. El argumento: «Hombre podrido conoce mujer podrida. Los dos se reconocen como tales con sólo mirarse. Tienen un flechazo brutal, pero para poder disfrutar juntos de su amor podrido deberán cometer antes unas cuantas maldades».
The Killer is Loose (1956). La vi por primera vez hace años en una emisión nocturna y durante mucho tiempo la tuve idealizada. Gracias a internet pude volver a verla y no sólo no se me cayó el mito sino que aprecié nuevas cosas que no recordaba. ¿A quien no le gusta una historia sobre un hombre del montón, honrado y trabajador que un día se cansa y decide atracar el banco en el que trabaja? Si además el protagonista es un gafotas bastante demente, a mi ya me gana del todo.
Murder by Contract (1958). Una película barata y extraña, que no es tan simple como parece. Se rodó en unos pocos días y es, como Detour uno de esos pequeños milagros de la serie B. Que el protagonista sea Vince Edwards es un plus.
Raw Deal (1948) es el gran tesoro escondido del cine negro clásico. Sin discusión alguna, a nivel estético está por encima de cualquier otro noir, lo cual ya es decir mucho. Anthony Mann y John Alton estilizaron tanto la imagen, que por momentos, casi nos da igual el argumento. Aparece Claire Trevor, mi actriz preferida del noir.
Slightly Scarlet (1956). Todavía estamos esperando una edición de lujo de esta película. También la fotografía John Alton, esta vez en Technicolor, y de nuevo el look vuelve a ser el protagonista. Una maravilla en todos los sentidos, basada en una novela de James M. Cain. Con John Payne, Dorothy McGuire y Rhonda Fleming.
Where Danger Lives (1950). Un noir muy divertido que podía haberse titulado Déjese querer por una loca, como la canción. Faith Domergue reiventa el concepto de mujer fatal. Robert Mitchum aguanta el tipo mientras intenta domarla. Finalmente ella se come la pantalla y la película entera.
Sudden Fear (1952). Un noir en su variante de amores triangulares. Los vértices son nada menos que Joan Crawford, Jack Palance y Gloria Grahame. La dirige el infravalorado David Miller y la película está más cerca de Hitchcock que del noir tradicional, repleta de grandes momentos y con mucha tensión.
The Narrow Margin (1952) es un ejemplo de serie B perfecta. Un emocionante relato que transcurre casi íntegramente en los vagones de un tren, sobre un policía que debe proteger a una mujer que va a testificar contra la mafia. Estilosa y con un ingenioso guión.
The Web (1947). Otra película casi olvidada, muy entretenida, que incluyo en la lista porque reúne a varios de mis actores favoritos del género: Edmond O’Brien, la icónica Ella Raines y Vincent Price.